16 enero 2010

MARTA SANDERS

No creo haber contado nunca una historia que heredé de hace 2 generaciones. La parte de esta historia que más me moviliza y más me marcó sucedió en el año 2000. Fue cuándo fuimos con mis viejos a desparramar parte de las cenizas de mi abuela, junto con parte de las cenizas de su mejor amiga (que habían venido conmigo desde NYC de contrabando en un vuelo comercial). Esto sucedió un sábado de verano en el patio de Colegio Ward de Ramos Mejía. Había sido en ese lugar que estas dos señoras se habían conocido cerca de 80 años antes. Esta amistad que transcendió las décadas y las distancias, la heredaron los hijos de estas 2 señoras, en particular mamá por un lado y Marta por el otro, y despúes nosotros: en particular Ani y yo y los nietos del otro lado: Adrienne, Alexay, Dana, Meda, Aden, Jess y Jamie. Nosotros los hemos recibido a ellos en nuestras casas y ellos nos han recibido a nosotros en sus hogares (NY, LA, Seattle, etc.). Esto viene pasando hace cerca de 6 décadas. Fue hoy que inocentemente abrí un correo de Gordon, el esposo de Marta, con un link a su nuevo site. Allá me encontré con algo que no sólo no esperaba, si no para lo que tampoco estaba preparado: una foto de mi familia (circa 1989), en la que estamos todos (menos mi viejo, que debe haber estado operando la cámara) junto con mis abuelos, a quienes mucho extraño, relativamente jóvenes. La verdad es que me mató. Es la primera vez en mi vida que veo estas fotos. Ahora las comparto con uds. via el cyberespacio, para que nunca más desaparezcan.
(De izq. a der: Her, mamá, mi abuela, Marta, Ani y Pato)

(De izq. a der: mi abuelo, yo y mamá)

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