27 diciembre 2010

SELECCIONES DEL LECTOR INDigesto N°8

Se­ñor Di­rec­tor:

"Al cruzar la plazoleta donde se encuentran las bocas de entrada al subterráneo de la estación Primera Junta, pude observar numerosos y grandes afiches pegados en las columnas. Los encabezaba un diseño con la figura y la vestimenta representando un habitante del Altiplano, seguido de un destacado texto: «Hermanos, no nos dejemos discriminar, ocupemos, construyamos y resistamos».

"Todo un mensaje de respeto a nuestras leyes de los hermanos latinoamericanos, sólo posible por la pasividad cómplice de las autoridades."

Norberto C. Baladía
LE 4.819.942

Se­ñor Di­rec­tor:

"La Sociedad Central de Arquitectos ve con preocupación el modo en que la violencia se ha instalado como mecanismo para dirimir los reclamos sociales y las disputas entre distintos grupos de vecinos, y hace un llamado a todos los sectores de nuestra sociedad para trabajar juntos, a fin de desterrar definitivamente la agresividad, el odio y la violencia de nuestras relaciones sociales y consolidar el diálogo, el cumplimiento de la ley, el consenso y el respeto por el otro como mecanismos para superar nuestras diferencias.

"Nuestra entidad, con el aval de sus 124 años de trabajar por nuestra ciudad y sus habitantes, se pone a disposición de las autoridades y del conjunto de la sociedad para colaborar en la búsqueda de soluciones eficientes para los graves conflictos planteados en relación con la insuficiencia de viviendas, la necesaria integración de los barrios de emergencia a la trama y a la vida urbanas y las carencias de nuestros espacios públicos.

"Hacemos votos para que el año que se inicia nos encuentre juntos, trabajando por una ciudad mejor."

Arq. Enrique García Espil
Presidente
Arq. Roberto Busnelli
Secretario general

Se­ñor Di­rec­tor:

"En la madrugada del 21 asistí con mis hijos, a las tres de la mañana, a las inmediaciones del Planetario Galileo Galilei para la observación del eclipse de Luna que estaba anunciado. Fue un momento lindísimo y quiero agradecer a las personas del Planetario que, a cargo de los telescopios, evacuaban dudas que todos teníamos ante tan importante evento.

"La gente acampó, tomó mate, había una murga, buen humor, un acontecimiento que hacía la escala humana o personal insignificante frente a la aparición de la sombra de la Tierra sobre la Luna. Se hizo una cola, desordenada, pero que nadie violó. Todos estábamos muy entretenidos (y quizá con algo de sueño). La verdad, no parecía Buenos Aires por el orden, el buen trato y la disposición de los empleados del Planetario.

"Lo único que nos hizo saber la ciudad en la que estábamos fueron los «trapitos», ubicuos y perennes personajes que cobraban 10 pesitos por dejar el auto."

Luis Wuhl
luis.wuhl@gmail.com

Se­ñor Di­rec­tor:

"La reciente inauguración del último tramo de la autovía Córdoba-Rosario es motivo tanto de alivio como de reflexión. Este proyecto fue demorado en forma inexcusable durante varios gobiernos y resultó en enormes costos para la sociedad en vidas, financieros, en mayores fletes y tiempos perdidos.

"El proyecto de ley existente hoy en Diputados para el Plan de Modernización del Transporte Terrestre permitirá, una vez aprobado, construir 13.000 km de autopistas en diez años. La no implementación de este plan es demorar el desarrollo argentino y, al ignorarlo, los partidos políticos pierden la oportunidad de atraer a sus filas a los millares de ciudadanos que lo requieren cada día con mayor urgencia."

Oscar Secco
osecco@arnet.com.ar

Cartas de lectores de La Nación del 27-DIC-2010

A diferencia de los candidatos que se eligen por lo que miden en las encuestas, Moyano es el poder fáctico: capitalista del sindicalismo, cuyo capital son los bienes adquiridos en la obra social de camioneros, donde emplea una fuerza de trabajo lista para operar. Ellos le responden porque son los asalariados mejor pagos de la Argentina. La Empresa Sindical Moyano e Hijos no tiene antecedentes en el sindicalismo local. El presidente de su directorio decidirá cómo, cuándo y en qué condiciones se sienta a una mesa de diálogo social con los empresarios y el Estado (el diálogo, anunciado a comienzos de año, sigue siendo un anuncio). Moyano es una potencia que habla con De Vido en nombre propio. No necesita que le den ningún permiso. Kirchner ya lo sabía. Moyano sólo teme que las decisiones judiciales avancen sobre el territorio libre denominado "Moyanolandia" por Graciela Ocaña, una geógrafa que descubrió los precipicios de esa fabulosa comarca.

Vinculado a Moyano, el diputado Héctor Recalde presentó un proyecto de distribución de las altas ganancias en empresas de más de 300 trabajadores. Las organizaciones empresariales no asistieron a la comisión de la Cámara de Diputados donde podían expresar sus posiciones. Moyano lo llamó a Recalde para decirle que Héctor Méndez, titular de la UIA, prefería posponer el debate. La iniciativa (que existe en países europeos considerados modelos de capitalismo) queda al garete, impulsada de aquí para allá por los desmentidos ("No es cierto que el proyecto se haya frenado", declaró Recalde, pero lo cierto es que la UIA prefiere no discutirlo). Muchos argentinos, kirchneristas y no kirchneristas, quisiéramos que el proyecto se discutiera en comisión y que hubiera dictamen. Pero, súbitamente, fue enterrado. Impresiona el instantaneísmo y la liviandad con que se ponen y se sacan cuestiones fundamentales.

Ese proyecto podría modificar el mediano plazo. Pero esa medida de tiempo es ajena al ethos político nacional. Y, sin embargo, lo que queda de la acción política es el mediano y el largo plazo. La Argentina encaró la modernidad con la ley de educación de 1884 y la de matrimonio civil de 1888. Fueron promulgadas durante los gobiernos de Roca y Juárez Celman. Dejaron marcas indelebles. Hoy parecen grabadas en piedra. Provinieron, sin embargo, de gobiernos cuyos balances todavía son objeto de debate ideológico y ético. Así son las idas y venidas de la historia.

La referencia sirve para pensar la ley de matrimonio igualitario. Recibió un voto transpartidario y desbordó las ideologías para instalarse en una dimensión cultural. Tendrá efectos a largo plazo sobre la libertad, dignidad y autorrepresentación de los individuos. Interrumpió el ritmo jadeante de una política que parece no planificar sus próximas medidas y que olvida las anunciadas (¿quién recuerda el tren bala que, en un país con ferrocarriles infrahumanos usados por los pobres, iba a unir las dos ciudades mejor enlazadas de la Argentina? ¿Quién recuerda las promesas del primer Kirchner sobre la rehabilitación de los trenes de larga distancia?).

La celebración del Bicentenario y el homenaje popular a Kirchner mientras se lo velaba en la Casa de Gobierno trazan un arco en uno de cuyos extremos hay un acontecimiento previsto y, en el otro, una muerte que nadie imaginaba ni quería imaginar. Festival y luto cívico. Diferentes, por supuesto, ambos comparten una inclinación sectaria. El mapping del Cabildo, uno de los números principales del festejo, pasaba por alto a Raúl Alfonsín, el presidente de la transición democrática y el juicio a las juntas militares (se habla de una foto de espaldas, la misma que estaba en el pabellón de la Feria de Fráncfort: la nuca de Alfonsín como índice de estética minimalista); también la desaparición de hombres de la historia que no tienen condecoraciones en el santoral peronista: Sarmiento, por ejemplo.

El mapping del Cabildo fue una premonición. Tampoco se admitió a los opositores en las cercanías del cajón de Néstor Kirchner, lugar al que llegaron, sin embargo, Maradona y Tinelli. ¿A esos dos nadie pudo pararlos, o tenían el santo y seña? Cualquiera de las dos posibilidades es extravagante, ya que la muerte de un ex presidente no es un velorio familiar, sino una ceremonia nacional en que las simpatías y antipatías se subordinan a las formalidades de un duelo público.

Sin embargo, la muerte de Kirchner también fue un episodio bajo control: ni una foto sensacionalista de su cadáver; el cajón cerrado y cubierto por los símbolos que él seguramente habría elegido. Esta elección, decorosa y contraria al sensacionalismo que se alimenta de la muerte, obligó también a que la televisión fuera digna. Curiosamente, los canales considerados por el kirchnerismo la médula de la oposición transmitieron en continuado el homenaje popular en Plaza de Mayo, para probar, por si hacía falta, que la lógica de los medios se independiza muchas veces de lo que comúnmente se llama su línea editorial. Una lección que deberá aprender el mecanicismo de muchos dirigentes kirchneristas y de sus ecos televisivos.

Sobre el luto por Kirchner ya se ha dicho lo necesario y más. El tiempo dirá si esa muerte será el centro de irradiación política que desea la militancia kirchnerista. Los sectores juveniles nacieron de esa muerte. No porque La Cámpora no existiera antes; algunos de sus miembros ya habían comenzado a ocupar cargos en el Estado. Pero esa muerte traza una línea dentro de lo que venía sucediendo. Como nunca antes, la idea de que Kirchner permitió "ampliar las fronteras de lo posible" se actualiza en las potencialidades de una herencia sobre la que sabemos muy poco. No sabemos si la Presidenta será la heredera; de serlo, no sabemos todavía si ella se propone gobernar sin modificar el legado.

Hasta ahora, Cristina Kirchner ha mantenido las líneas matrices trazadas por su marido, pero la realidad la empujó a reconocimientos que éste no hubiera realizado tan rápido ni tan sobre los hechos que los provocaron. En otros aspectos, sin embargo, es como si Kirchner dirigiera cada día desde su más allá: con los sectores de la oposición, el Gobierno no dialoga o dialoga mal y a la fuerza, como si ese intercambio fuera posible sólo si los interlocutores se adaptaran a las preferencias oficiales y a la sumisión a la que están acostumbrados los propios. Además, el Gobierno gobernará el año próximo con el presupuesto y la administración de los dineros públicos como lo habría hecho Kirchner: facultades extraordinarias, redistribución de fondos según necesidades electorales, chantaje a los gobernadores e intendentes. En este aspecto, estamos ante el kirchnerismo puro y duro.

Pero sucedió algo que podía suceder en cualquier momento, aunque la imprevisión del Gobierno no lo esperaba: ¿nada sabía Icazuriaga en la SIDE? Y si nada sabía, ¿cómo excluir que las tomas de tierras fueron espontáneas? Cristina Kirchner vivió la pesadilla más temida: tuvo sus Kostecki y Santillán. Todavía no lo probó la Justicia, pero lo probó el atinado nombramiento de Nilda Garré en el nuevo Ministerio de Seguridad. Kirchner no habría introducido cambios que se parecieran tanto a una aceptación de que antes se habían manejado las cosas mal. Paradójicamente, las novedades en el terreno de la seguridad pública se originan en la productividad política de su muerte. La Presidenta culpó a los jueces, con los mismos argumentos que se escuchan en el prime-time televisivo. ¿Esto cuenta como profundización del kirchnerismo?

Kirchner vivió el festejo del Bicentenario como una celebración de su régimen. Las grandes ceremonias públicas son indispensables (Francia, por ejemplo, es un país experto en producir su autoimagen, lo cual no evita que los adolescentes árabes salgan a destruir los barrios donde viven). Esas fiestas de nuestro Mayo dieron una imagen verdadera y también engañosa de la Argentina. Las calles estuvieron ocupadas durante cuatro días por una multitud distendida y contenta, familias y grandes grupos de amigos, colas frente a todas las pizzerías y todos los restaurants, un consumo material y simbólico acoplados como debe ser, porque no hay espectáculo festivo que prospere frente a una multitud sin plata.

Fragmentos de La Fuerza de lo Imprevisto de Beatriz Sarlo para La Nación

Es asombroso el desequilibrio. Sobre el programa de Marcelo Tinelli hay una abundancia de discursos acerca de las peleas, los personajes y las imágenes. Pero no se oye casi nada en los medios acerca de su impacto educativo. Quizá lo más aplanador de su efecto sea anular la respuesta educativa con una saturación del show como algo "natural" e "inevitable".


Esta nota busca responder a ese desequilibrio con testimonios de decenas de docentes entrevistados en una investigación que conduje recientemente en el conurbano bonaerense. Según los docentes, los efectos de la "maquinaria Tinelli" sobre el sistema educativo son devastadores. Una maestra lo resumió así: "Tinelli me venció. Tengo que decirlo, no voy a bajar los brazos, pero la pelea ya la perdí".

Los docentes señalan efectos directos e indirectos del fenómeno Tinelli: niñas de 8 años bailando sensualmente en el mástil de la bandera; una gran proporción de alumnos que se acuestan diariamente a las 12.30 para ver el show y llegan dormidos a la escuela; cambios en el lenguaje, cada vez más rudimentario y agresivo; incontables horas escolares en las que los alumnos comentan solamente las novedades de Tinelli, como si nada más existiera en sus vidas.

La lógica del programa lo dice todo. La fama como valor sin ningún esfuerzo, mérito o respeto; la arbitrariedad payasesca del jurado y las reglas cambiantes y "arreglables" del concurso; el maltrato y la agresión como forma de rating-relación; la exposición de la intimidad como método de venta. Casi podría decirse que este conjunto de valores parece un "anticurrículum", un verdadero reverso de la escuela deseada. ¿Quién querría que la escuela eduque en estas lógicas? Pero incontables padres dejan que sus hijos se adapten a estos valores diariamente.

A esto hay que sumarle el negocio. Millones de personas entregando sus escasos recursos en una competencia mediática por teléfono. Una verdadera máquina de recaudar que deja migajas en los "sueños" y frivoliza las problemáticas sociales reales que están detrás de los más necesitados.

Si Tinelli es un eje concéntrico de la TV argentina, basta ver algunas cifras para palpar sus efectos educativos. Según la última encuesta de consumos culturales del Comfer, el 95% de los niños de 6 a 13 años ve más de dos horas diarias de TV; el 36,5% ve de dos a cuatro horas diarias; el 41,2%, de cuatro a ocho, y el 17,5% ve ocho o más horas de televisión por día. Es decir que más de la mitad de los chicos pasa más horas frente a la TV que en la escuela. Una encuesta de la Fundación Telefónica indica que más del 50% de los niños lo primero que hacen al llegar a la casa es prender la TV, y que el 49% hace los deberes mirando la TV, las cifras más altas entre siete países de América latina.

Es necesario discutir este modelo cultural de sociedad. Los canales de TV tienen una responsabilidad educativa, no todo puede hacerse en nombre del negocio. Los auspiciantes son cómplices y pueden elegir el cambio. La política educativa debe seguir respondiendo con fuerza como con los canales Encuentro y Paka Paka, ejemplos de contenidos educativos, pero también debe abordarse la capacitación de los docentes para hacer lecturas críticas de los medios. Los padres también tienen un rol clave en definir las pautas culturales y las prioridades en los consumos de sus hijos.

No podemos escuchar más a un docente decir que Tinelli lo venció. Todos debemos responder ante lo que contemplamos en la pantalla silenciosamente. En ese silencio se forma la cultura dominante, nunca antes tan banal y tan cínica. En estos días de "tinellización" de la realidad, se juega buena parte del destino educativo. Esto debería asombrarnos, para despertar del letargo y responder con armas educativas y éticas, que hoy parecen "contraculturales".

El Amargo Triunfo de Tinelli por Axel Rivas para La Nación

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