21 noviembre 2005

DIY

Los que me conocen saben que en estos últimos años me convertí en una especie de guerrero en contra del Capitalismo -más precisamente del Imperialismo- adoptando en el proceso, posturas que varían en naturaleza desde el Marxismo-Leninismo a el más desfachatado Socialismo. Dentro de esa misma línea de pensamiento, les traigo una propuesta, pero antes, respondan una pregunta.
Cuándo en tu casa se rompe algo, ¿Qué hacés?
Lo arreglás.
Lo tirás y comprás uno nuevo.
No decís nada y esperás que tu marido se encargue. (Respuesta de yapa)
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Para aquellos que respondieron: "Lo tiro y compro uno nuevo",(actitud típicamente capitalista, si las hay) les propongo lo siguiente: La llamada filosofía DIY, DIY proviene del Inglés Do It Yourself (hacelo vos mismo), y es un buen antídoto a la creencia de que las cosas que no funcionan tiene que descartarse y reemplazarse por nuevas (gastando plata en el interín). La consigna es muy sencilla. ¿Está roto?. Arreglalo vos. Emparchalo vos. Atalo con alambre vos. Inventate uno nuevo vos. Diseñalo vos. Construílo vos. Date maña. ¡¡¡Suscribite a Utilísima Satelital!!! No llames al técnico. No compres uno nuevo. No creas que necesitás uno nuevo. Pero sin importar que hagas: ¡NO VAYAS A EASY! (esta última porción, fue un chiste). El más fino exponente de la cultura DIY es, sin duda, MacGyver. El tipo arreglaba submarinos nucleares con escarbadientes usados... siempre y cuándo tuviera su Victorinox a mano. Un bocho cómo ese era sospechosamente inefectivo sin su cortaplumas. Curiosamente MacGyver siempre estaba del lado de los rusos (recordemos que la serie transcurría durante la guerra fría)... El capitalismo nos hace sentir indefensos frente a la maquinaria de todos los días. Retomemos las riendas de nuestras vidas y ahorremos plata para gastarla en cosas más importantes. ¿Qué es lo peor que te puede pasar?, ¿recibir un par de patadas de electricidad? Si googlean la palabra DIY, se van a llevar solo gratas sorpresas. ¡Háganme caso!

1 comentario:

Anónimo dijo...

No reniegue, no gaste, no alimente cerdos empresarios que pagan miserias a sus empleados de la China o la India!
Para usted, que confía en sus dones prácticos y sus ágiles manos de seda:

Lista ahorrativa y anticapitalista de DIY

Ha comprado un pollito al Spiedo. Lo ha ido comiendo de a poquito, pero al cuarto día ya huele un poco raro y su perro no lo quiere. ¿Qué hace? ¿Lo tira? Nooooooo. Todas las bacterias mueren a determinada temperatura. Prenda el horno, meta los requechos dentro hasta que se tueste y ¡Listo el pollo! Ha detenido la máquina de gastar dinero y ha disfrutado de una crocante cena. Además, se ha salvado de la gripe aviar, que seguro que no aguanta el fuego. Eso sí, tome mucha agua, la pechuga en esas condiciones se pone fatal de seca.

Ha hecho las compras en el supermercado y recuerda con sorpresa e insultos que se ha olvidado de comprar bolsas para residuos, justo cuando se le han acabado. ¿Qué hace? ¿Va corriendo al primer mercado chino a comprar esos artículos de lujo y fomentar a esos malhablados explotadores de incautos? Noooooooooo. Usted, como todo vecino previsor, ha atesorado esas preciadas bolsitas que benévolamente nos regalan las cajeras de los supermercados cuando compramos. Hágase el tonto y ponga una lata en cada bolsa y voilá, provisión indefinida de bolsas de desechos. Hágales nuditos imaginativos y curiosos. En una de esas aguantan y usted ya ha cumplido. La cucarachas se lo agradecerán. Además se comen.

En el baño, sentado, mientras está absorto pensando en como conseguir que esa compañera de laburo caiga en las garras de su masculino encanto, descubre con pavor que el papel higiénico ha exhalado su último adiós ¿Qué hace? ¿Acaso va a fomentar la deforestación ambiental reponiendo ese artículo feminoide para limpiar su barbudo trasero? Nooooooo. Cuando usted toma el subte todos los días, con indulgente generosidad le reparten La Razón de manera gratuita. Ya sea que lo lea o no, escóndalo, no sea que los cartoneros se lo manoteen al bajar. Y ¡Ya está! Ha conseguido un artículo que, amén de retirar cualquier elemento incómodo de sus partes íntimas, puede servir para un sinfín de utilidades prácticas, desde pantalla de velador, hacer una fogatita en el balcón, emparejar patas desajustadas de muebles, e incluso tapar rendijas friolentas en el crudo invierto. ¿Qué usted no viaja en subte? ¿Para qué está el bidet? Sin usar jabón, por una cuestión de arrastre mecánico su virginidad quedará al cabo de 10 minutos reluciente y pulcra. Asome su pudor por el balcón para que se seque, no use toallas, otro artículo innecesario y mariconeril.

Su viejo televisor Hitachi, maravilla en su tiempo cuando los primeros aparatos a color, le ha jugado una mala pasada y ahora no profiere sonido por más que usted le ha propinado más de un golpe paternal. ¿Qué hace? ¿Va al técnico para que le cobre lo indecible por reponer quien sabe qué artilugio endemoniado que usted jamás adivinará? ¿Empieza a buscar en las ofertas de los televisores chiquitos de Coto? Nooooooooooo. Usted ya ha sido previsor, y le ha pedido al vecino amigo del tercero “D” que le haga socio ilícito del Cable robado al igual que él, de manera de no pagar a los imperialistas americanos por una programación que hacen a costa de los niños desnutridos de Eritrea. Si la mayoría de las películas en inglés están subtituladas en castellano ¿Quién necesita sonido? Usted no entiende ese cacareo yanqui, y las imágenes son bien descriptivas, para eso se hizo el cine. No sólo contribuirá a evitar la industria de la caja boba lo aprisione en su celda desmoralizante, habrá ganado en silencio, que como todos saben, cuida los nervios. ¿Qué los noticieros argentinos? Olvídese, siempre le mienten y lo importante, la hora y la temperatura, aparece en dígitos en la parte inferior de la pantalla. Y en los partidos de fútbol, usted sabrá cuando es el gol por el gritos de los vecinos.

Y por último, y más importante. En los últimos tiempos usted ha tenido un dormir intranquilo, se despierta nervioso y sin poder conciliar el sueño. Y cuando por fin lo logra, imágenes voluptuosas de extraños seres con pechos inflados y que necesitan sentarse para orinar lo atacan sin descanso, toqueteándolo sin vergüenza y causándole inflamaciones insistentes que no puede alterar ni bajo la ducha fría. ¿Qué hace? ¿Se casa? Noooooooooo. No gaste fortunas pagando Internet para chatear, no invierta riquezas en invitaciones a bares, restaurantes, cines, teatros y otros lugares que lo fastidian y aburren, no despilfarre en regalos ni se obligue a comprar calzoncillos nuevos, y mucho menos se le ocurra casarse, ya que haría que todo lo que ha dilapidado se multiplicará por cuatro. NO. Usted siempre se ha preciado de ser inteligente e imaginativo. Construya a la mujer de sus sueños, dele un nombre, vístala como a una princesa y llévela en su mente con usted a su cama. Allí, ella lo ayudará a usar su mano, para recordarle que está con usted. Y habrá evitado al mundo el despilfarro que la lujuria y las hormonas producen en las víctimas masculinas del capitalismo, además contribuirá a evitar la sobrepoblación. ¿Quiere afecto? Hágase un muñequito de trapo. Pero otro día le cuento con qué.